El Gobierno celebra la tendencia a la baja de la inflación pero los indicadores de consumo y producción siguen deprimidos.
Por Roberto Pico
Necesitado de triunfos políticos y económicos el Gobierno de Javier Milei salió a festejar como “un gol” la baja de la inflación a un dígito en diciembre, mientras que en el otro arco “entran todas las pelotas” que advierten sobre el costo que se está pagando en materia de actividad por la forma en que se controló la suba de precios.
Milei posteó una foto abrazando al ministro de Economía, Luis Caputo, con la frase “Goooool” tras conocerse que la tasa de inflación de abril fue de 8,8%. Ignoró que en el banco de suplentes lo esperan varios jugadores con caras largas porque no pueden “entrar a la cancha” debido a la fuerte recesión económica.
Al número de abril que tan celebrado hay que completarlo con lo que sucede en la economía real.
Los primeros datos de actividad del mes pasado que ya se conocieron están lejos de anunciar la reactivación en “V” que espera el Gobierno.
- Los despachos de cemento cayeron 35,6% en términos interanuales
- La venta de materiales para la construcción que revela el Indice Construya se redujo 33,2%.
- El patentamiento de autos se contrajo 5,9% y el de motos 4,4%.
- La producción de autos retrocedió 21,0%.
- Las ventas minoristas bajaron 7,3%.
Quienes están más proclives a ver “el vaso medio lleno” apuntan que las caídas de abril fueron más moderadas que las de marzo y por lo tanto habrá que esperar a mayo para determinar si fue un hecho coyuntural o una tendencia firme.
“El inicio del segundo trimestre llega con una morigeración de la intensidad de la caída de la actividad económica en gran parte de estos sectores, demostrando así que marzo podría haber marcado un piso de la recesión. Aún quedan sectores e indicadores que muestran un empeoramiento en términos interanuales, por lo que aún no hay señales de que se comience a dar la tan anunciada salida en ‘V’”, consideró la consultora Invecq.
La caída del consumo y por ende de la producción está directamente relacionada con la merma del poder adquisitivo de los salarios y subraya como principal herramienta para su recuperación que se reactive el mercado de trabajo y que empuje los sueldos con la inflación a raya.
Pero las perspectivas no son muy alentadoras porque los últimos informes de producción industrial y dan señales en sentido contrario.
Una reciente encuesta del INDEC entre las principales empresas del país reveló que el 95% de las compañías no tiene previsto incorporar personal ni tampoco aumentar las horas de trabajo. Al cierre del primer trimestre la actividad industrial se desplomó 30% y por lo tanto queda muy poco margen para que las próximas paritarias mejoren el poder de bolsillo de los empleados del sector.
En la construcción el panorama es similar con más del 90% de las empresas consultadas avisando que no tomarán personal. En ese caso la paralización de la obra pública juega en rol fundamental.
La aprobación de la Ley de Bases con su capítulo laboral incluido puede forzar un cambio de escenario durante el segundo semestre del año, pero la mejora del salario para toda la fuerza laboral y no sólo para un segmento sólo llegará a partir del crecimiento general de la economía.
El consenso entre los economistas es que la tasa de inflación seguirá bajando en los próximos meses. Pero cada vez son más lo que empiezan a mirar con más atención el impacto en los niveles de producción, demanda y consumo.
Todos saben que si la sensación de alivio no comienza a sentirse más temprano que tarde en la calle puede desperdiciarse el esfuerzo hecho.
El Gobierno leyó algunas señales en ese sentido y postergó la suba de tarifas energéticas de mayo para lograr que la inflación sea en torno al 5% y que los salarios estén más cerca de pelearle a los precios.
Hasta abril, los bolsillos pierden por goleada contra las góndolas.